En el Sermón del Monte, Jesús pronunció las bienaventuranzas, que son ocho declaraciones de bendición. La segunda bienaventuranza dice: «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados» (Mateo 5:4). Esta declaración puede parecer contradictoria, ya que normalmente asociamos la felicidad con la ausencia de dolor y tristeza. Sin embargo, Jesús nos enseña que aquellos que lloran son bendecidos y recibirán consuelo.
Índice
La palabra «bienaventurado» significa «feliz» o «afortunado». Por lo tanto, la segunda bienaventuranza nos dice que aquellos que lloran son felices o afortunados. Pero, ¿cómo puede ser esto posible? ¿Cómo puede alguien ser feliz mientras llora?
La respuesta se encuentra en la segunda parte de la declaración: «porque ellos serán consolados». Jesús nos asegura que aquellos que lloran recibirán consuelo. Esto significa que no están solos en su dolor y que Dios está con ellos para ayudarles a superarlo.
La bienaventuranza de los que lloran es que recibirán consuelo. Esto significa que Dios está con ellos en su dolor y les ayudará a superarlo. El consuelo puede venir de muchas formas, como la presencia de amigos y familiares, la oración, la lectura de la Biblia y la meditación en la Palabra de Dios.
Que nos quiere decir Mateo 5 4
Mateo 5:4 dice: «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». Esta es la segunda bienaventuranza del Sermón del Monte, donde Jesús enseña sobre el Reino de Dios y cómo vivir una vida bendecida.
Las ocho bienaventuranzas del Sermón del Monte son:
- «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos»
- «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados»
- «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra»
- «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados»
- «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia»
- «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios»
- «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios»
- «Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos»
Cada bienaventuranza nos enseña una lección importante sobre cómo vivir una vida bendecida y agradar a Dios. La primera bienaventuranza nos enseña a ser humildes y reconocer nuestra necesidad de Dios. La segunda nos enseña que el dolor y la tristeza son parte de la vida, pero que Dios está con nosotros para ayudarnos a superarlos. La tercera nos enseña a ser pacientes y confiar en Dios para proveer nuestras necesidades. La cuarta nos enseña a buscar la justicia y a luchar por ella. La quinta nos enseña a ser compasivos y misericordiosos con los demás. La sexta nos enseña a tener un corazón puro y a buscar la santidad. La séptima nos enseña a ser pacificadores y a buscar la reconciliación. Y la octava nos enseña que la persecución por causa de la justicia es una señal de que estamos en el camino correcto y que Dios nos recompensará por ello.
Las bienaventuranzas nos enseñan a vivir una vida bendecida y agradar a Dios en todo lo que hacemos.
Conclusión
La segunda bienaventuranza nos enseña que aquellos que lloran son bendecidos y recibirán consuelo. Esto significa que Dios está con ellos en su dolor y les ayudará a superarlo. Las bienaventuranzas nos enseñan a vivir una vida bendecida y agradar a Dios en todo lo que hacemos. Que podamos aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria y buscar la bendición de Dios en todo lo que hacemos.